Todos los días, la zona
metropolitana de Monterrey, y sus más de 4 millones de habitantes, son dotados
con más de mil millones de litros de agua. Lo suficiente para llenar 25 veces el
canal del Paseo Santa Lucía.
El líquido es traído de
presas a cientos de kilómetros de distancia o extraído de pozos de hasta 2 mil
metros de profundidad.
Monterrey tiene dos tipos de
fuentes de agua: la superficial y la subterránea: 60% presas (La Boca, Cerro Prieto
y El Cuchillo), 40% pozos (60 a 100 metros de profundidad y 47 a 700 metros)
El agua de los pozos es pura
y sólo necesita ser desinfectada con cloro. Al líquido de las presas también se
le aplica cloro, y además pasa por un proceso de potabilización llamado
filtración directa.
Después de ser bombeada a la
superficie, el agua de los pozos llega a la ciudad gracias a la fuerza de
gravedad, pero la que sale de las presas necesita ayuda: decenas de bombas de
45 mil caballos de fuerza.
Para distribuir el agua en
toda la ciudad existe una red de tuberías: 10 mil kilómetros (lo que es igual,
a ir y venir al D.F. siete veces).
Una vez que el agua es
utilizada, llega al sistema de drenaje: 8 mil kilómetros de red, equivalente a
ir y venir a Mérida dos veces
Del total de agua que es
utilizada: 80% Es tratada (sólo aquella que llega al sistema de drenaje)
El líquido regresa a varios
afluentes, pero no con calidad apta para el consumo humano. El Servicio de Agua
y Drenaje de Monterrey fomenta el uso del líquido tratado en la industria y
para el riego de jardines, campos y áreas verdes.
En su camino al mar, la naturaleza hace su
trabajo: mediante oxidación, el resto de las partículas orgánicas quedan
desintegradas.
Para el sustento de este
estado el Gobierno de Nuevo León está por iniciar la construcción del acueducto
Monterrey VI, de más de 500 kilómetros, que traerá agua desde Veracruz y San
Luis Potosí. Con él esperan asegurar el abasto hasta el año 2050.
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